forte

lunes, 17 de septiembre de 2018

Microrrelato del dieciocho de septiembre

Oigo muchos sonidos a mi alrededor, sin embargo no soy capaz de escuchar nada.
Las calles llenas de gente, el ruido de los coches, las campanas que replican una vez más igual que ayer, y yo allí, en medio de todo ese jaleo que me está consumiendo lentamente.
¿Cómo es posible sentirse sola rodeada de tanta gente? No sentirte parte de nada y necesitar ser algo más de lo que todos creen ver cuando te miran. Devanarte los sesos intentando ser alguien que no eres para encajar en un sitio que claramente nunca estuvo hecho para ti. Fingir para no despertar y ver lo que realmente quieres ser.
Libre.
Yo solo quería ser libre. Allí de pie, frente a toda esa gente que caminaba hacia el trabajo fingiendo ser feliz con un horario de nueve a tres. 
¿De verdad estaba dispuesta a renunciar a todo lo que tenía? ¿Tenía realmente todo lo que quería? ¿Quería realmente todo lo que tenía? ¿Tenía realmente algo
Sin saber quién eres no puedes llegar a descubrir qué quieres llegar a ser, porque la duda existencial de tu presente no te permite mirar más allá, cambiar la perspectiva.
Por eso en el centro de aquella plaza decidí terminar con todo aquello de la única manera en que me había enseñado las superproducciones de Hollywood. 

-¡ESTE ES MI ÚLTIMA FUNCIÓN! Que nadie bajé el talón, el show siempre debe continuar.

El estruendo dejó sordos a todos los viandantes que caminaban por lo alrededores. Una joven yacía tendida en el suelo, con una herida de bala que la había perforado el cráneo. Un revolver en la mano derecha y una nota de adiós desesperada en la izquierda. Alguien se atrevió a leerla: 

"Si has llegado hasta aquí, es que todavía, no es demasiado tarde. La verdad nos hará libres a todos."

No hay comentarios:

Publicar un comentario