forte

miércoles, 19 de marzo de 2014

Típico chico conoce a chica...

Acostumbrado a ser la cara más bonita de la fiesta. Las manos más suaves y la cintura más infinita.Normal que sufriera al ver que era ella la única que giraba la cara cuando él lanzaba una de sus sonrisas infalibles.

"Gírate. No le mires. Sé clara, cortante. Es lo que necesita la gente como él." Se repetía ella para sus adentros uno y otra vez, convenciéndose mientras se hacía la dura como nunca antes había sido capaz.Claro que se había fijado en lo profundo que le parecían aquellos ojos marrones convertidos en miel cuando reflejaban el sol, o como brillaba cada vez que sonreía. Pero no podía ser ese tipo de chica que pierde la cabeza por el típico guaperas de turno. Todos, y en especial ella, sabían que ese tipo de amor está destinado al fracaso. Y no podía permitirlo. Era muy distinta a las demás.


<Es guapa, sí, ¿pero qué tiene? No es su cara, no es su pelo, ni su culo (que no está nada mal a decir verdad), no es nada de eso. Se ríe diferente, eleva una ceja cuando algo no le queda claro, camina con aires despreocupados aunque las paredes jueguen un efecto dominó tras cada uno de sus pasos, canta en voz alta sin importar quién la oiga. ¿A quién pretende enamorar? Nunca había visto a nadie como ella.>Pero acercarse a ella no era como ir a hablar con aquella rubia de la tercera fila que el único libro que había leído era el de orientación hacia un ciclo formativo de estética. Para hablar con ella debía ser cuidadoso, delicado y sobre todo, inteligente. Esa chica era perspicaz, no había detalle que dejara pasar desapercibido a través de aquellos faros verdes. Debía andar con pies de plomo.

Y así somos. Ingenuos, orgullosos, complicados y estúpidos. No sabemos ver cuando el amor llama a nuestra puerta o cuando debemos retirarnos porque nunca nos consideramos lo suficientemente buenos para nadie que no seamos nosotros mismos.
Creemos estar predestinados con algún amor de otro mundo o de otra vida que tratamos de auto convencernos que tuvimos aún sabiendo que no es eso lo que queremos encontrar al enamorarnos.
Porque cada vez que te enamoras solo buscas sentir algo distinto a la última vez, algo que te haga sentir como un niño con zapatos nuevos, como un colegial que empieza a leer. 
Porque para mí el amor es como la literatura, capaz de crear mundos imaginarios, tan idealizados que al chocar contra la realidad no nos queda más remedio que magullarnos el corazón y conformarnos a veces con "lo que nos toca."
Pero no es ese el sentido de la vida, ¿no crees? Contener tus ganas de explorar lo que te espera ahí fuera, lo excitante que puede ser hacer locuras por alguien que realmente ha sido capaz de poner tu cabeza patas arriba, de volverte realmente loco por cada uno de los pasos que da.
ESO, es amor. Sentir que te falta el aire cada vez que pasa por delante tuya, que te toque e inmediatamente te tiemblen las rodillas, que el pronunciar su nombre sea motivo suficiente para ruborizarte en público y a solas como si fueras un crío. 
Porque eso es amor, joder. Querer igual de serio que los adultos, pero con la misma sinceridad que los niños. Sin barreras, sin peros ni por qués, de duración indefinida o a plazos, como uno sienta que debe hacerlo. Pero hacerlo no por el hecho de conformarse, si no por el hecho de sentir que es lo que quiere hacer.
Porque nadie dijo que fuera fácil, pero nada de lo que merece la pena en esta vida,lo es.