forte

martes, 19 de marzo de 2013

Mi mejor amigo

Hay veces en la vida en la que encuentras a alguien, que con solo mirarte a los ojos sabe lo qué te pasa por la mente en cada segundo. Que solo al ver cómo desvías la mirada hacia otro lado cuando te hace una pregunta incómoda sabe que ha dado en el clavo.
Y pasará mucha gente por tu vida, que te hará creer que es esa persona, que está ahí para todo y que a la mínima de cambio tirará de su propia manta para dejar ver que en realidad solo estaban de paso.
Pero otras veces, esa persona llega, y la primera vez que te saluda o te hace reír notas como esa risa que te saca es distinta, cómo a partir de ese momento nunca volverás a sentirte solo incluso en los peores momentos. Cómo por fin encontraste ese abrazo sincero que andabas buscando, ese hombro en el que apoyarte aunque fuese de puntillas, la mano que te acompaña pese a los obstáculos que tenga el camino, el puño que te seque las lágrimas o en mi caso; por fin encontré a quién supo hacer que dejara de llorar.
Porque supiste cambiar las tristezas por alegrías, los llantos por carcajadas y porque has sabido ser desde el principio el mejor amigo que alguien pudiera imaginar.


Y sin si ni quiera imaginarlo, llegaste tú.
Gracias por aguantarme, por cuidarme como nadie, por quererme hasta cuando dan ganas de matarme y simplemente por existir..
Y recuerda, yo he venido para quedarme, amigo.




martes, 5 de marzo de 2013

Fría como el mármol..

Me destruiste sin saber si quiera que de tus ojos yo me creaba poco a poco, día a día. Y ahora estoy aquí, con el álbum de fotos entre las piernas mientras me esfuerzo por no mojar lo que ahora solo son recuerdos entre lágrimas. Viendo como el tiempo pasa y tú te vas con él, dejándome atrás, olvidándome lentamente, aunque para mí siempre fuiste demasiado deprisa...
En días como este te echo tanto de menos, añoro tus manos apartándome el pelo de la cara, o esa forma en la que sonreías mientras te deslizabas por mis labios. Echo de menos preguntarte por qué me miras, o sonrojarme al ver tus ojos clavados en mis labios fijamente. O simplemente el sabor de tus besos. 
Odio que de repente me asalte tu perfume y vuelva a sentir cómo me agarras por la cintura con esa seguridad de la que parecía imposible dudar, la carita de tonto que ponías al tirarte en el sofá y esperar que me acercara e incluso cómo te gustaba enfadarme y arreglarlo todo poniéndome ojitos.
A veces, cuando te recuerdo, me paro y pienso que quizá no esté hecha para esto del amor, o el amor no esté hecho para mí. Porque todo lo que me da vida en algún momento se esfuma, y las mayores alegrías son las más efímeras y eso me cansa. 
Me venzo ante ti, gran sentimiento allá dónde los haya... por qué yo, indefensa de mí, me quedo en el camino de encontrarte, perdida en algún bar dónde algún borracho intente convencerme de que existen los flechazos y que los amores de una noche siempre acaban bien. No me busques por ahora, y cuando te dispongas a hacerlo, ENCUÉNTRAME.