forte

viernes, 16 de diciembre de 2011

la vie n'est pas rose

Estoy cansada de príncipes que resultan ser ranas, de magos que el único hechizo que han conseguido es engañarme, de caballeros andantes y bellos corceles que los acompañan, de torres y en ellas princesas encerradas...
¡Estoy harta de oír siempre lo mismo!
Que sí, que a todas nos gusta sentirnos únicas, especiales. ¿Pero de verdad queréis ser princesas? Porque yo prefiero ser la puta del cuento. 
Plantéalo de esta forma. 
¿Quieres ser una solterona a la que una madrastra intenta envenenar con una manzana, mientras siete enanos se aprovechan de ti haciendo que les limpies y cocines de gratis? ¿Quieres tener que agacharte para fregar el suelo de un enorme palacio mientras dos hermanastras te hacen la vida imposible para hundirte? ¿Quieres pincharte con una puta aguja en una rueca y dormir eternamente? Y lo más importante... ¿QUIERES DE VERDAD DEPENDER DE UN PRÍNCIPE QUE TE SALVE SIEMPRE CON UN BESO? No, no, no y mil veces no. Me niego a seguir siendo una mujer mopa. Una mujer estancada en el el siglo tres antes de Cristo como aquel que dice. 
No voy a hacer siete camas cada mañana ni a preparar siete comidas tres veces al día. No pienso agacharme para fregar, es más, haré todo lo posible para no tener que fregar por mí misma. Y no pienso usar rueca porque compraré la ropa en las mejores boutiques de la zona.
Voy a ser siempre una mujer INDEPENDIENTE. Y sí, ¿qué carajo? claro que prefiero ser la puta. Ganarme la vida como pueda ¡y enamorarme honradamente de un hombre tan bueno como Richard Gere en Pretty Woman! Sin ataduras. Sin dependencias de nadie. Solo yo, y quien yo quiera elegir que viva a mi lado.
Y creo que no soy la única que está harta...
 Pienso que hasta ellas están cansadas de fregar y esperar "besos de amor verdadero". 
Las princesas de hoy en día tenemos más ganas de sonreír que de fregar, y de disfrutar.
Que esto que llaman cuento, es la vida y dura demasiado poco como para esperar realmente que alguien te salve de todos tus males.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Murmullo

Estoy harta de que todos decidan que hacer o que ser por mí.
De que me digan a cada instante lo que sería correcto.. ¿qué me importa lo que sea correcto?
¿Es que acaso lo correcto es siempre lo mejor?
Las decisiones, a mí parecer, no siempre deberían tomarse con la cabeza sobre los hombros, a veces deberíamos dar rienda suelta a lo que de verdad sentimos, a lo que nos apetece... Y entonces, actuar.
Porque todos saben que de la acción, proviene la repercusión.
¿Pero que importan las repercusiones si la decisión te hace feliz por un rato?
Al fin y al cabo...¿cuánto dura la felicidad? La felicidad no dura más que un rato.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Lucky

Dicen que no te acostarás sin saber una cosa más... y aquí está mi lección de hoy.
La vida,es, como los cordones de los zapatos.
 Por la mañana, o cuando sales,los llevas perfectamente amarrados a tus zapatos, pero a medida que vas andando los cordones se van aflojando poco a poco, hasta que finalmente aunque solo sean por un extremo,se desatan.
Perezoso de ti, nunca te los atas, porque sabes que no vas a caerte por llevar un cordón desatado. Pero andar ya no resulta tan fácil como antes, te tropiezas, y andas dando saltitos por miedo.
Hasta que sin darte cuenta, te dan un poco de prisa y echas una pequeña carrera, sin acordarte de que llevabas los cordones desatados, y te caes.
Y todo eso, es la vida.
Al principio todo va bien, hasta que algo falla y por falta de tiempo para solucionar las cosas (o a veces falta de ganas), vamos tropezando con ese problema hasta que finalmente nos caemos. 
Realmente, he llegado a la conclusión de que lo que nos gusta no es tropezarnos y caernos... si no ver que somos fuertes para volver a levantarnos. A veces solos, a veces con ayuda.
Pero todo vale, si al final acabas haciéndolo.