forte

lunes, 21 de octubre de 2013

Sal ahí fuera y sonríeles a todos

Siempre he pensado que había personas que nacían para dedicarse a lo que mejor se les daba en la vida. Por ejemplo, esas personas que llaman a tu casa para convencerte que comprar el producto por el que cobrarán comisión a final de mes es la mejor decisión que podrás tomar jamás y en el mismo momento en que comienzan a convencerte te das cuenta de que solo lo hacen porque su timbre de voz es tan increíblemente maravilloso que no deberían estar sentados al otro lado del teléfono manejándose con unas páginas amarillas y un sueldo sin más trasfondo que su miserable comisión. 
También están las personas que siempre están dispuestas a ayudarte cuando quieres probar a hacer una tarta de cumpleaños casera, y que desde el primer bocado te das cuenta que sola quizá no habrías sido capaz ni de añadir la cantidad adecuada de leche al recipiente de plástico como indicaba en el cartón del bizcocho.
Pero entre todas esas personas especiales y sus dones especiales, mis favoritas son las que escriben, las que se mueven únicamente por bolígrafo y papel, las que se tele transportan en sus propias historias desde el escritorio de su habitación hasta algún extraño paradero desconocido. Esas personas de las cuales emana un sentimiento increíble a través de cada palabra que escriben porque sienten que moviendo sus dedos por el papel están en casa, que no tienen mayor motor que el vivir para escribir, para contar, para expresarse porque es para lo que realmente sirven.
Porque para mí, son las personas más valientes, las que no se cohíben, las que no tienen pudor, las que plasman cada idea que les pasa por la cabeza mediante el arma más poderosa del ser humano, la capacidad de expresión.
Para divertirse, para desahogarse, para ayudar, para que los demás vean que están completamente felices, para demostrar que son capaces de que llegaron a todo lo que algún día un reprimido cobarde les dijo que jamás serían capaces de llegar.
Y lo creáis o no, la vida está para ellos, y no me refiero a los escritores en esta ocasión, me refiero a los valientes, a los luchadores, a los soñadores y a los que nunca se cansan de perseguir sus sueños porque saben que pueden conseguirlo.