Pasamos toda la vida buscando algo que ni si quiera estamos seguro de que sea lo mejor para nosotros
Y te vas dando cuenta, cuando avanzas en el tiempo, en edad y en experiencia que realmente no necesitas nada para ser feliz
Es difícil desmentir el mito de que tu media naranja anda por ahí suelta haciendo zumos con limos desvalidos antes de encontrarte y que cuando os encontréis seréis el mejor cóctel de frutas de la historia
¿Pero por qué nos empeñamos en ser ese maldito cítrico?
¿Qué tiene la naranja que no tenga la pera?
Es absurdo pensar que alguien está ahí fuera esperando encontrarte a horcajadas en un lindo corcel blanco de pura raza, porque cuando sales ahí fuera y lo único que tiene ese tipo con el que hablas es un Ford Focus del 2001 el cuento se te viene abajo.
Idealizamos.
Antes de conocernos ya nos decimos te quiero sin saber si el ruido que hará esa persona al comer va a molestarnos
O si tal vez use hilo dental demasiado a menudo y eso nos resulte incómodo
Pensamos que la primera persona que nos hace sentir lindos es la persona que andamos buscando y es que realmente no nos debería hacer falta nadie para sentirnos así
La oportunidad de hacernos feliz está en nosotros mismos y no debemos esperar a que nadie encauce la posibilidad de serlo
La oportunidad de hacernos feliz está en nosotros mismos y no debemos esperar a que nadie encauce la posibilidad de serlo