forte

martes, 23 de diciembre de 2014

De nuevo aquí, felices fiestas

He aprendido que por mucho que busques, las cosas importantes siempre acaban encontrándote a ti. Que las situaciones que te pone la vida nunca son por qué sí, que lo que viene, viene por algo y que bienvenido sea.
Que crecer implica madurar y con ello ser mejor de lo que ya eras, que se aprende de lo que nunca se pensó que nos enseñaría; y que se enseña a quien menos pensamos que nos tendría en cuenta.
Que los fantasmas existen y que están por todos lados, pero que el que quiere, sabe espantarlos y el que no sabe, acaba espantado.
Que no hay que temer a lo desconocido por eso de "más vale bueno conocido que malo por conocer" , que muchas veces la falta de coraje para dar puerta a ese mal conocido, es la fuerza que nos hace falta para empezar a conocer lo nuevo. Y sobre todo; que lo viejo, siempre empieza por ser nuevo en algún momento, y que muchas veces, ese algo nuevo, es justo lo que necesitamos. Y es maravilloso.
No debemos aferrarnos a nada. Ni a lo bueno, ni mucho menos a lo malo. Porque a veces tal como viene, se nos va. Y eso eso es lo bonito de la independencia, la capacidad de ser feliz por ti mismo, por ti solo. Con ayuda, (con mucha ayuda, porque que te quieran, ¡y querer! es la hostia) pero nunca por nadie, ni por nada.


Y que con esto y un bizcocho, hasta mañana a las ocho. Que comáis muchos mazapanes, polvorones y bombones. Que seáis moderados con el alcohol, y que os acordéis mucho de los que se acuerdan de vosotros. Que enviéis whatsapp de amor en ese último segundo que os quede de año confesando que el 2015 será vuestro, y que penséis en los que no están, que los te quieros a los que ya se fueron, nunca están de más.

¡Feliz navidad!

viernes, 14 de noviembre de 2014

Quizá hoy o mañana

Lo siento por no escribir si aún queda alguien que me lee. Las decepciones traen consigo cosas como la falta de originalidad o simplemente la tristeza.
Quedo oficialmente de baja. No sé hasta cuando, solo hasta que sea capaz de no escribirle a nadie.
Gracias a los que me entiendan. Y por supuesto, a los que me siguen leyendo 

domingo, 26 de octubre de 2014

4u

Me he acostumbrado a esa estúpida simbiosis intermitente que tenemos
y ahora no hago más que parpadear en ámbar cada vez que te largas
sin despedirte

Estalla una guerra entre mi pecho y mi cabeza
unos dicen "te quiero" y otros dicen "adiós"

Pero lo que realmente me importa es ese momento,
de nuestra relación ininterrumpida
de nuestra locura personal y compartida
es el momento en que vuelves

Ese súbito momento de desconexión a todo lo que pueda distraerme de ti
de verte sonreír, de protagonizar tu felicidad aquí y ahora

Porque cuando tu vuelves todo sigue girando y para mí sin embargo todo se detiene. Porque si tu vuelves me da igual quien se haya ido o quien se quiera ir, me da igual perderme el fin del mundo, porque el principio del mío acaba de empezar.

martes, 9 de septiembre de 2014

Un mes y un día después

Haces que me transforme.
Aparezco y desaparezco presa del miedo 
que me da perderme tus momentos buenos.

Dan las seis de la mañana. Y aún te oigo respirar.
He estado esperando alguien como yo toda la vida
y no me di cuenta hasta conocerte
que lo que necesitaba era alguien como tú.

He pensado en los aeropuertos. En como reciben y despiden.
En como unen y separan historias que desconozco 
y que posiblemente sean mejor que la nuestra.
Pero no me convencen. No serías  si no fuéramos nosotros.

Dan las siete. Ya te has ido. 
El silbido que se te escapa al fumar aún me retumba,
eres peor que la resaca, 
y amargas más que la cerveza. Y aún así te bebo.

Sigue siendo tú. No pares de ser. Nunca.

viernes, 8 de agosto de 2014

Ahora..



Esto es tan nosotros como mis cosquillas, como tu tos de moribundo cuando enfermas, como apreciar el silencio entre los dos, como comer arroz a las 3 de la mañana de un sábado, o trasnochar un lunes.
Porque hay cosas que no cambian, y una de ellas, son los sentimientos.

"Ahora que vuelves a hacerme dudar si miro tus ojos y sé que aún te sigo queriendo"

lunes, 7 de julio de 2014

Feliz julio

Colocada frente a la pantalla como si alguien tuviera algún secreto que contarme a través de ella, me sentía más bien como si las piernas me colgaran al borde de un abismo. Y a punto de encontrarme en ese oscuro fondo, volví a perderme al despedirte, porque no existe nada más triste que un adiós.
Aunque tú y yo lo tomemos como un hasta luego. Porque sabemos que volveremos a vernos. Pronto


                                                   * * *

Este fin de semana he podido disfrutar de la novela de moda "Bajo la misma estrella" a manos del ingenioso John Green, y solo puedo decir "GUAU". Un guau de emoción, de tristeza y alegría, de todos los sentimientos posibles que esta novela me ha transmitido. Porque realmente todas las críticas son ciertas, es una novela, que desde mi punto de vista te da paso a comprender lo fascinante que un libro puede hacer que te sientas con solo un par de líneas. A algunos solo les parecerá una historia de amor adolescente más, a manos de un arma de doble filo -el uso del cáncer-. Pero el autor solo lo usa como enlace, como unión entre los personajes, no pretende causar pena, no pretende que alguien con cáncer que lea el libro se sienta más héroe, ni pretende dar consuelo a ningún enfermo, -cosa que los propios adolescentes afectados con la enfermedad creo que agradecerán- es solo literatura, y es una literatura genial. Recomiendo leer la novela, a mí me ha dado más ganas de seguir leyendo y sobre todo, de creer en el amor verdadero.

domingo, 25 de mayo de 2014

time

He experimentado tantos estados de ánimo que creo que se me olvidó completamente como era aquello de estar "feliz". He estado exhausta, nerviosa, he estado muy enfadada, y también muy eufórica, pero tan deprimida a la vez que el chocolate me parecía la única salida relativamente factible.
Todo esto es lo que me pasa contigo. Te he querido tanto, que ya no recuerdo si al enfadarme  cambiaba mi estado de ánimo o es que realmente algo empezaba a cambiar en mí.
Sin duda, la peor sensación del mundo es la confusión, el no saber hacia dónde ir, y el no poder usar ninguno de esos amables consejos que te dan tus amigos para que según ellos "dejes de sufrir". Quien les dijo a esos putos locos que habían conseguido el máster en psicología gestual para poder decirme que era mejor para mi felicidad. (Desde el cariño, putos locos.)
Pero siempre llega ese momento en el que estás sola y la decisión es tuya, así que no te queda otra que coger al miedo por banda, y enfrentarte a él. A ese quizá ya no te quiero que tanto te costará decir, o a ese posible sigo esperando que vuelvas que nunca te atreviste a pronunciar.
Sea lo que fuere, ha llegado el momento de tumbarse en la cama, y escuchar toda la lista de reproducción. Siempre me gustó la idea de que la música amansa a las fieras..

martes, 13 de mayo de 2014

I remember that it hurt..

Teníamos los días contados, éramos ese continuo quiero y no puedo, ese ni contigo ni sin ti de las canciones de Sabina.
Empezamos siendo una sonrisa cómplice, el amor joven, las ganas de hacerlo en cada esquina sin miedo a quién pudiera aparecer. 
Nos desvestíamos con miradas y nos ahogábamos a besos. 
Mentimos al tiempo con la esperanza de que nos dejase un par de minutos más para poder disfrutarnos, pero nos salió el tiro por la culata y el reloj nos estalló en la cara. 
Y así fue como descubrimos que no éramos eternos. Que teníamos fecha de caducidad como todos los demás. Solo fuimos niños jugando a ser adultos. A saber que era "querer", o "amar". Que importa ahora eso; ahora ya te has ido.
A veces te escucho en la ducha, otras veces en aquella calle, como cuando fumabas a escondidas, como cuando tarareabas entre caladas aquella canción de Despistaos.


Y es que me has hecho tanto daño. Que aún me duele al respirarte.
Porque noto que sigues. Que no vas a dejarme y a veces me asfixias, y me llenas de ti para luego marcharte entre mis pestañas después de darme un beso.
No entiendes que ya no quiero jugar. 
Mirarte ahora es distinto, ya no te brilla la mirada y has perdido la aureola que juro que creía que tenías, porque eras como un jodido ángel en mitad de la noche.
Eras la estrella más brillante de la galaxia, quizá porque me cegabas, qué sé yo.
Ya no quiero cantarte Pereza, ni dejar que me huelas el pelo, ni que me acaricies las manos, ni que corras a buscarme. 
No queda tiempo para nosotros. Tú te quedaste el reloj.
Y el yo del nosotros, se fue contigo.


viernes, 18 de abril de 2014

.


Como el estribillo de una canción de amor. Como sonreír en mitad de un beso. Como deslizarse pendiente abajo.

Eras luz y libertad. Eras amor y ganas de vivir.

Eras el miedo que me daba que te fueras, y el vacío que dejaste al marcharte. Fuiste un siempre disfrazado de mucho tiempo, y un "quédate" que distrajo el sonido de la puerta al irte. Fuiste todo sin intentar llegar a nada y ahora no eres más que un "vuelve" contra la almohada.


martes, 1 de abril de 2014

Abuela...

Recuerdo cada fin de semana  como si fuera ayer.. como al llegar el viernes sin preparar maleta ponía rumbo a casa para compartir el tiempo contigo. Como me quedaba hasta tarde subida al sofá, detrás tuya, molestándote cada vez que veía que te dejabas dormir mientras yo jugaba a peinarte. Como me freías medio kilo de croquetas para cenar o me apartabas el plato más lleno en el almuerzo para que engordase un poquito. Como te acompañaba a comprar, y en el trayecto me contabas tus batallitas (siempre la mismas), pero que yo escuchaba siempre asombrada porque sabía que te hacía ilusión contármelas. Como me llevabas los sábados por la mañana al todo a cien de detrás de casa y me dejabas elegir lo que quisiera, con tal de tenerme contenta. Recuerdo la primera vez que me peleé con una amiga, y recuerdo que era verano, y estaba contigo, llegué a la cocina indignada contándotelo todo y tú me respondiste que quién no supiera valorarme era simplemente que no merecía la pena. Sabías como hacerme sentir bien, como calmarme y cómo aconsejarme, a pesar de tu edad, de tener una mente más chapada a la antigua, sabías como nadie lo que era mejor para mí y nunca dudabas en decírmelo, tranquila, con calma, intentando siempre no hacerme daño.
Recuerdo también que a veces discutíamos, y que como en los dibujos animados tú me perseguías por esos 60 metros cuadrados con la zapatilla en la mano para tirármela por haber sido un tanto contestona o por haberle pegado a mi prima pequeña. Pero al acordarme de eso también recuerdo como automáticamente iba a pedirte perdón, a abrazarte y hacerte carantoñas, porque podía enfadarme con cualquiera, pero nunca contigo.
Me río al recordar tu reacción al contarte lo de mi primer novio, y cómo me dijiste que tuviera cuidado con internet la primera vez que tuve ordenador.


Hay tantos momentos que he vivido a tu lado, que al recordarlos no puedo evitar sonreír ante algunos, porque fueron divertidos y sobre todo porque fueron contigo.  Pero sin duda, a día de hoy, 3 años después de que te marcharas, sigo llorando por el mismo recuerdo, ese momento en la ducha, en el que mamá entró en el baño y me contó lo que estaba pasando. Ese shock. Ese no creérmelo. Pensar que no era verdad, que no podía estar pasándote eso a ti. Que te estabas yendo, disipando, escapando de mí. Que te estabas muriendo por dentro y que eso haría que yo perdiese por fuera.
Han pasado 3 años abuela, y sigo llorando al recordarte, porque aún pienso que algún día volverás, y que todo esto no es más que una pesadilla de la que no consigo despertarme. No aprendo a vivir sin ti, a no necesitarte, a no tenerte conmigo para ayudarme cada día, para abrazarte cada vez que estoy triste, porque echo de menos ese hueco entre tu hombro y tu cabeza, en el que yo me sentía segura, en casa. Porque tú eras mi hogar, porque yo quería seguir viviendo en ti, y el destino quiso que ni si quiera tú siguieras viviendo.
Y llegó el día, y te marchaste. Y lo recuerdo, claro que lo recuerdo. Acostarme teniéndote y al despertar ver que ya no estabas. Que no volverías. Aquel último "te quiero", aquel último abrazo que se quedó postrado en aquella cama como tú.
Descansa tranquila, decían todos. ¿Cómo ibas a descansar sin tenerme en la cama de al lado? Sin despertarme temprano para desayunar, sin jugar conmigo cada tarde. No me cabe en la cabeza todavía, que fueras tú la que tuviera que marchar, porque yo siempre había pensado que la vida era dura aún contigo, pero es que sin ti, yo que sabía que sería de mí sin ti.
Y ahora lo sé abuela, y espero que con mis cosas buenas y mis cositas malas, yo haya cumplido mi humilde objetivo, que tú estés orgullosa de mí.
Ya solo queda decirte que recuerdes tú, desde dónde quiera que estés, que solo se va del todo a quién se olvida, y por suerte tú eres increíblemente inolvidable.
TE QUIERE, tu nieta.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Típico chico conoce a chica...

Acostumbrado a ser la cara más bonita de la fiesta. Las manos más suaves y la cintura más infinita.Normal que sufriera al ver que era ella la única que giraba la cara cuando él lanzaba una de sus sonrisas infalibles.

"Gírate. No le mires. Sé clara, cortante. Es lo que necesita la gente como él." Se repetía ella para sus adentros uno y otra vez, convenciéndose mientras se hacía la dura como nunca antes había sido capaz.Claro que se había fijado en lo profundo que le parecían aquellos ojos marrones convertidos en miel cuando reflejaban el sol, o como brillaba cada vez que sonreía. Pero no podía ser ese tipo de chica que pierde la cabeza por el típico guaperas de turno. Todos, y en especial ella, sabían que ese tipo de amor está destinado al fracaso. Y no podía permitirlo. Era muy distinta a las demás.


<Es guapa, sí, ¿pero qué tiene? No es su cara, no es su pelo, ni su culo (que no está nada mal a decir verdad), no es nada de eso. Se ríe diferente, eleva una ceja cuando algo no le queda claro, camina con aires despreocupados aunque las paredes jueguen un efecto dominó tras cada uno de sus pasos, canta en voz alta sin importar quién la oiga. ¿A quién pretende enamorar? Nunca había visto a nadie como ella.>Pero acercarse a ella no era como ir a hablar con aquella rubia de la tercera fila que el único libro que había leído era el de orientación hacia un ciclo formativo de estética. Para hablar con ella debía ser cuidadoso, delicado y sobre todo, inteligente. Esa chica era perspicaz, no había detalle que dejara pasar desapercibido a través de aquellos faros verdes. Debía andar con pies de plomo.

Y así somos. Ingenuos, orgullosos, complicados y estúpidos. No sabemos ver cuando el amor llama a nuestra puerta o cuando debemos retirarnos porque nunca nos consideramos lo suficientemente buenos para nadie que no seamos nosotros mismos.
Creemos estar predestinados con algún amor de otro mundo o de otra vida que tratamos de auto convencernos que tuvimos aún sabiendo que no es eso lo que queremos encontrar al enamorarnos.
Porque cada vez que te enamoras solo buscas sentir algo distinto a la última vez, algo que te haga sentir como un niño con zapatos nuevos, como un colegial que empieza a leer. 
Porque para mí el amor es como la literatura, capaz de crear mundos imaginarios, tan idealizados que al chocar contra la realidad no nos queda más remedio que magullarnos el corazón y conformarnos a veces con "lo que nos toca."
Pero no es ese el sentido de la vida, ¿no crees? Contener tus ganas de explorar lo que te espera ahí fuera, lo excitante que puede ser hacer locuras por alguien que realmente ha sido capaz de poner tu cabeza patas arriba, de volverte realmente loco por cada uno de los pasos que da.
ESO, es amor. Sentir que te falta el aire cada vez que pasa por delante tuya, que te toque e inmediatamente te tiemblen las rodillas, que el pronunciar su nombre sea motivo suficiente para ruborizarte en público y a solas como si fueras un crío. 
Porque eso es amor, joder. Querer igual de serio que los adultos, pero con la misma sinceridad que los niños. Sin barreras, sin peros ni por qués, de duración indefinida o a plazos, como uno sienta que debe hacerlo. Pero hacerlo no por el hecho de conformarse, si no por el hecho de sentir que es lo que quiere hacer.
Porque nadie dijo que fuera fácil, pero nada de lo que merece la pena en esta vida,lo es.


domingo, 2 de febrero de 2014

Te perdí entre el rencor de tu marcha...

No quiero volver a jugar a eso que tú vestías de "juego del escondite" y que no era más que una excusa para marcharte. He crecido, y a medida que he crecido me he dado cuenta que ya no me gusta la idea de que te pierdas o te escondas de mí para que una vez más, según tus reglas sea yo la que deba encontrarte.
Me cansé de mandarte mensajes sin respuesta, de respuestas sin mensaje. De llorarte, de echarte de menos y de saciarme de ti con un te quiero dicho a gritos solo para contentarme mientras urdías un nuevo plan de huida. De tus besos a cuentagotas o de tus abrazos a contrarreloj. De que siempre ganaran tus miedos y el echar el freno para quedarte nunca fuese una de tus opciones y aún menos de tus prioridades. 
Bien es cierto que todas esas heridas que dejaste grabadas a fuego lento en cada curva, en cada esquina de mi piel tardaron meses en convertirse en cicatrices, en dejar de quemar cada vez que alguien intentaba sanarlas. Por eso me di cuenta que solo yo podía.
Y lo hice. Conseguí coser cada corte que el oír tu nombre me producía. Conseguí eliminar tus refranes, tu risa, tus gestos y tus maneras de mi cabeza a base de libros, de gente, de salidas hasta las tantas volviendo tarde -y sola- a casa.
Conseguí borrar incluso tus fotos, tus mensajes, todo lo que algún día no fue tuyo si no nuestro. Fui capaz. Me superé a mí misma. Lloré quizá mientras lo hacía, qué más da eso, a nadie le importa de qué forma exprese la rabia, o el dolor, o quizá el amor saliéndome desde dentro a bocajarro.
Comencé a pensar en mí sin ti, y me veía feliz por ello, la gente hacía esos estúpidos comentarios de libros de auto ayuda cuando de repente me paraba en esos sitios claves donde tantas veces paseé contigo, donde tantas veces te besé, sentí tus manos, te tuve. 
Creían que necesitaba consejo y yo solo necesitaba que tuvieras los cojones de volver. 
Pero las cosas han cambiado. El tiempo quizá estropeó mi paciencia y la gota colmó a ese famoso vaso del que tanto me hablaban los que intentaban convencerme de que lo mejor era olvidarte.
Les hice caso. Y ahora, volvemos a ser desconocidos. 

jueves, 2 de enero de 2014

Lo que fui antes de ti


Y si fueras verdad.. cuántas veces -más de lo que ya lo hice- me la habría jugado por ti.