forte

miércoles, 24 de agosto de 2016

No me pidas que me quede

No me pidas que me quede. 
No me agarres del brazo a mitad de camino.
No me ruegues que deshaga una maleta que tú mismo me impulsaste a llenar de "lo sientos" y algún que otro trapo viejo.
No hagas que me de la vuelta y mire atrás cuando ya no haya nuevo que ver entre nosotros.
No me pidas que me quede cuando ya no quieres que me quede, solo porque necesites que lo haga.
Deja que me vaya cuando te fallen las ganas de que esté. Cuando no nos sonriamos al tropezar, cuando no nos besemos al despertar. Cuando un nuevo hallazgo se convierta en un minuto de silencio en vez de en unas cuatro horas de conversación y debate. Cuando odies mis manías. Cuando te aburra. 
Deja que me marche y que vuelva a ser yo misma. Que me equivoque, que aprenda, que me emocione y que me enamore otra vez. Para que posteriormente, si así sucede, sufra de nuevo.
Quiéreme lo suficiente para darte cuenta de que ya no me amas y déjame ir.
No me susurres "un tiempo" entre sollozos ni me engañes en tu fría indiferencia.
Deja que vuele alto. Que me aleje de ti. Que te olvide si es necesario.

No me pidas que me quede. Porque si tienes que pedírmelo, será que no quedan motivos suficientes para hacerlo.