forte

miércoles, 4 de enero de 2012

Life in a song

Hay personas que tienden a tener algo en lo que creer para sentirse más seguras, resguardadas de todo lo que intente hacerles daño. Intentan tener algo que siempre les quede si todo lo demás les falla.
Bien. Yo no creo en la Iglesia, no creo en Dios, no creo en Papá Noel, ni en los Reyes Magos. No creo en la existencia de un bicho/marciano que vaya a venir a rescatarnos de este cruel mundo al que estamos sometidos. No creo en una vida anterior conservada, ni en una próxima en la que reencarnarnos. No creo en los príncipes ni en los dragones. Ni tampoco en los agentes inmobiliarios ni en los bancos que ofrecen créditos sin intereses..
Yo creo en la lluvia ácida, creo en mis padres, creo en la música, esa que sí que ha sido capaz de salvarme en miles de ocasiones, en el amor, en los amigos (pero en los de verdad), creo en los poemas, en los libros de historia y tampoco te creas que me creo todo lo que en ellos me cuentan...
Yo creo en los abrazos por la espalda, en los radiadores en invierno y en los ventiladores en verano. Creo en los buenos baños. Y también, a veces, creo en la magia.
Porque normalmente solo creo cosas que me asegura mi cabeza, que sé que son verdad...
Pero de vez en cuando, cuando desconecto de todas esas cosas que me agobian en la monotonía, me pongo una peli...
¿por qué no? me gusta la magia.