forte

viernes, 18 de septiembre de 2015

Ser

Ahora que finalmente encontré la paz interior y estoy aprendiendo a lidiar con los problemas que supone el conocerme a mí misma, creo que estoy preparada para decir que ya no te necesito.
A decir verdad no necesito a nadie. 
Me he dado cuenta en todo este tiempo que necesitar es un verbo que quiero expulsar de mi vocabulario. 
necesario, necesariaadjetivo1.
Que debe ocurrir, hacerse, existir o tenerse para la existencia, la actividad o el correcto estado o funcionamiento de alguien o algo


He aprendido que puedo avanzar sola. Que las alas no son de quien las agarra para sentirte cerca, si no de quien te invita a batirlas lejos para volar cada vez más alto.
Me engañé todo este tiempo pensando 'que sin ti yo no', y que yo solo era contigo. Y me bastó el paso del tiempo para ver el equívoco en el que vivía.

Cuando verte feliz con otra comenzó a dolerme, me di cuenta que no te quería. Y por supuesto no te necesitaba ni te echaba de menos. Estaba sin embargo, acostumbrada a ti.
A tus manos, a tu olor, a tus ruidos al dormir, a tu insomnio entre mis piernas. 

Necesité tiempo. Para calmarme, para curarme, para aprender a aceptar que no todo sucede por alguna razón, que los sin sentidos existen y siempre están presentes cuando menos lo esperamos. Y solo cuando fui capaz de mirarme al espejo y reconocer que aquella chica de ojos tristes y pelo alborotado era yo; la misma de siempre; solo entonces fui capaz de entender todo aquello.

Yo no te necesitaba. Ni tú a mí. Porque nadie se muere por nadie. 

Así que desde ese día he comenzado por quererme a mí. Me estoy dando una oportunidad y creo que estoy conociendo a una persona increíble. He recuperado el brillo en la mirada y me he dado cuenta que querer no siempre implica a terceros. Que a veces es a todo riesgo y contigo mismo. 
Y que solo cuando quererme a mí no me haga daño, ni me acojone tanto como lo hizo algún día el querer a alguien, entonces estaré preparada para todo. Para volver a empezar. A crear. Qué se yo.
Para compartir la vida desde unos ojos que no estén cansados de mirar por otros.

Porque ahora me toca apostar por mí. Y estoy segura de que es la mejor apuesta de mi vida.